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lunes, 14 de marzo de 2016

Primarias en EE.UU.: cómo una derrota en Florida puede enterrar el sueño de Marco Rubio de llegar a la Casa Blanca


Marco Rubio con una simpatizante

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Si Rubio no gana los 99 delegados que concede su estado natal sus opciones se reducen puesto que daría una gran ventaja a Trump que ya cuenta con 460 delegados, frente a los 163 que tiene él, y a los 370 que tiene el senador de Texas Ted Cruz.


“No hay ningún lugar en EE.UU. que entienda el sueño americano mejor que esta comunidad y este gran estado de Florida”, dijo el senador cubano-estadounidense Marco Rubio en un acto en Miami. Y el aspirante a la candidatura republicana sabe de eso.


Este martes, Rubio depende del resultado de las primarias de Florida para definir si su candidatura a la presidencia tiene futuro o si, en este primer intento, su sueño de llegar a la Casa Blanca se desvanece.


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La clave de su supervivencia está en que el ganador se lleva los 99 delegados que están en juego en Florida, lo que le permitiría remontar.


De momento, de la veintena de primarias republicanas celebradas, sólo ha ganado en tres –Minnesota, Puerto Rico y el Distrito de Columbia– y en Florida la victoria tampoco parece fácil. Las encuestas más recientes dan como ganador a Donald Trump.


La clave de su supervivencia está en los 99 delegados que están en juego en Florida. Si se los lleva Rubio podría remontar si continuara sumando victorias; si se los lleva Trump, la diferencia sería tan gran grande que sería casi el final del hombre al que la revista Time consideró en el año 2013 el “Salvador del Partido Republicano”.


No obstante aunque fracasara ahora, con 44 años, el sueño americano de Rubio puede seguir vivo.



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Elvira Palomo



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Este martes no sólo será definitivo para Rubio puesto que además de Florida, donde están en juego 99 delegados, también se celebran primarias en Ohio, Illinois, Missouri y Carolina del Norte, con Trump como favorito.


Ya lo cumplieron sus padres, Mario Rubio y Oria García, un camarero y una limpiadora de hotel cubanos que emigraron a Estados Unidos en 1956, y cuyo hijo ahora aspira a la presidencia del país.


Una realidad que no es ajena a muchos cubanoestadounidenses que viven en Florida y se identifican con él porque lo ven como uno de los suyos, que se mantiene fiel a sus orígenes y que incluso sigue viviendo en el mismo vecindario al que llegó su familia hace más de 50 años. Algo que destacan sus simpatizantes.


“Gente de a pie”


Unas cuadras al sur de la Calle Ocho, la popular avenida símbolo del exilio cubano en Miami, se encuentra West Miami, una comunidad con unos 6.000 habitantes de mayoría hispana.


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Elvira Palomo



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“Los que viven aquí son profesionales, pero para el futuro presidente de Estados Unidos representa lo que es Estados Unidos. Es una casa sencilla pero que representa lo que realmente es”.


En una de las estrechas calles de viviendas unifamiliares que acaba en una pequeña plaza sin salida hay una casa de color amarillo apagado con algunos detalles en blanco que no destaca particularmente de las demás de la zona. Esa es la casa de Marco Rubio.


Como un barrio de “gente de a pie” definen sus vecinos la zona de West Miami, donde pasó su adolescencia y continúa residiendo el aspirante a la candidatura republicana para las presidenciales de noviembre.


“Este es un barrio normal, no es un barrio encumbrado de gente adinerada”, asegura a BBC Mundo Abel Ramírez, un cubano que llegó a Estados Unidos hace 30 años, que tiene una empresa de ingeniería.


Su hija vive con su familia en la misma calle que Rubio, con quien ha hablado en alguna oportunidad y sus nietos han jugado con los hijos del senador en la tranquila calle por la que apenas pasan vehículos.


“Los que viven aquí son profesionales, pero para el futuro presidente de Estados Unidos representa lo que es Estados Unidos. Es una casa sencilla pero que representa lo que realmente es”, asegura.


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Elvira Palomo



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Abel Ramírez está dispuesto a invertir en la campaña de Rubio.


“El podría vivir en otro barrio más lujoso, como en Coral Gables”, apunta Ramírez, que incluso menciona que es fácil verle en los establecimientos de los alrededores como un ciudadano más.


Para Ramírez, el senador de origen cubano “representa honestidad, el hombre inteligente, la juventud y a mí, que tengo ya unos cuantos años, me representa también”. No le cabe duda de que llegará a la Casa Blanca.


Sin embargo, pese al entusiasmo de sus vecinos y partidarios que han distribuido carteles que dicen “Florida es territorio de Marco Rubio” y los esfuerzos del senador que ha redoblado sus actividades en Florida en las últimas semanas, las cifras dicen otra cosa. Rubio está el tercero en número de delegados, por detrás de Donald Trump, que tiene 460, y Ted Cruz, con 370.



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Rubio viajó a Miami el Supermartes para estar con sus constituyentes en quienes confía de cara a la primaria.


Juventud sencilla


Marco Rubio, el tercer hijo de Mario y Oriales Rubio, nació en 1971 en Miami.


El matrimonio no huyó de la revolución cubana, como muchos de sus compatriotas, pero encarnan la figura del inmigrante que viene a trabajar para que la siguiente generación tenga más oportunidades.


En 1979 la familia se trasladó a Las Vegas, donde vivía la hermana de su madre, pero volvieron a Miami en 1985 para instalarse en una casa a unas cuadras de la vivienda que compró Rubio en 2005 con su esposa Jeannette, de origen colombiano, y en la que viven con sus cuatro hijos.


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La pareja se casó en 1998 en Little Flower Church, una iglesia Católica en Coral Gables (Florida), de tradición conservadora, en la que la mayoría de sus feligreses apoyaron a Jeb Bush.


Rubio realizó sus estudios secundarios en South Miami Senior High School, una escuela pública con unos 2.500 estudiantes, la mayoría hispanos, de clase trabajadora.


Según explicó a BBC Mundo su director, Gilberto Bonce, el 85% de los estudiantes son hispanos, con un alto porcentaje de cubanoamericanos, y casi el 80% cumple con los requisitos para ayuda escolar para comida.


Bonce no estaba allí cuando Rubio recorría los pasillos de la escuela -“hace mucho tiempo de eso”, dice- pero ha escuchado algunas anécdotas.


“Era muy activo en la escuela, despierto y muy activo en fútbol”, señala.


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Elvira Palomo



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Rubio comenzó su carrera política en 1998 cuando se presentó para un cargo como comisionado en West Miami.


Gracias al fútbol Rubio estudió con una beca deportiva un año en el Tarkio College en Missouri; se graduó en 1993 la Universidad de Florida y posteriormente hizo el doctorado en la escuela de derecho de la Universidad de Miami, en 1996.


Fue en este barrio donde comenzó también a dar sus primeros pasos políticos como comisionado de West Miami en 1998.


En el año 2000 fue elegido por primera vez para la Cámara de Representantes de Florida y, con 34 años, en tan solo seis años se convirtió en su presidente, hasta que en 2010 dio el salto a la política nacional respaldado por el movimiento conservador Tea Party.


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Rubio es un hombre familiar y acude a algunos eventos con sus hijos.


Su rápido ascenso -demasiado en opinión de algunos- inspiró a jóvenes como Alex Burgos, de origen cubano y colombiano, que empezó a trabajar por su campaña para el Senado en 2009 y ahora es su director de comunicación en la Cámara Alta.


“Yo siempre me acuerdo que mucha gente decía tienes que seguirle. Si llega a haber un primer presidente cubanoamericano hispano será él“, señaló Burgos a BBC Mundo después del debate republicano de la semana pasada en Florida.


Candidato “muy nuestro”


Es un miamense muy nuestro y todos estamos muy contentos con el trabajo que ha hecho”, dijo a BBC Mundo el cubano estadounidense Nelson García, uno de sus simpatizantes en un evento de campaña al que acudió con sus padres, exiliados cubanos, su esposa estadounidense y su hijo de 13 años.


“Me gusta la política hacia el extranjero, no es xenófobo como (Donald) Trump y apoya a la comunidad inmigrante en general. Ha hecho cosas a favor de los inmigrantes”, dice.


No obstante, Rubio ha tenido un posición cambiante sobre el tema migratorio y aunque formó parte de un grupo bipartido de senadores que presentó un texto de reforma migratoria para solucionar la situación de los 11 millones de inmigrante indocumentados que hay en el país, al final se desmarcó.


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“Es un miamense muy nuestro y todos estamos muy contentos con el trabajo que ha hecho”, dice uno de sus simpatizantes en Miami.


El profesor de la American University Allan Lichtman señala que uno de los problemas de Rubio es que “no tiene mensaje“.


“Sabemos cuál es el mensaje de Donald Trump. Sabemos cuál es el mensaje de Ted Cruz. Nadie puede decir cuál es el mensaje de Marco Rubio”, indicó el analista político, quien señaló, por otra parte, que aunque Rubio fue considerado el favorito de la cúpula del Partido Republicano, ha sido una víctima de la “marea antipartido” surgida en este periodo electoral.


Sueño americano


Pero para sus simpatizantes como María Pérez, nacida en cuba, el mensaje del senador de Florida está claro y su ideal de “sueño americano” también.


“Vine a EE.UU en 1961, estudié aquí, nadie me dio educación gratuita, me esforcé, gané becas, trabajé mientras estudiaba y sé lo que se siente cuando dice que su padre era camarero. El mío era empleado de una fábrica”.


Pérez dice que le votará no porque sea de origen cubano, sino porque a su juicio “es la persona adecuada para ser presidente”, igual que en el pasado votó por el demócrata Bill Clinton.


Raquel Corel, otra simpatizante, reconoce que apostaba por Ted Cruz pero cambió su opinión y apoyará a Rubio.


“Realmente creo que Ted es muy bueno pero no es lo que estamos buscando en estos momentos porque no necesitamos extremos, porque necesitamos una persona como Marco que esté en el centro”, opina.


“Quizá por la historia que hemos vivido, por lo bajo que comenzamos y por lo alto que hemos podido subir, Marco Rubio es un ejemplo a seguir”, asegura.


¿Pero serán suficientes muestras de cariño como estas para lograr el impulso que necesita? Florida puede darle esa oportunidad.



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Primarias en EE.UU.: cómo una derrota en Florida puede enterrar el sueño de Marco Rubio de llegar a la Casa Blanca
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