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domingo, 31 de julio de 2016

¿Quiénes eran Monsieur Leborgne, Dora y H.M. y por qué marcaron la historia de la medicina moderna?

H.M., Dora y el cerebro de Monsieur Leborgne
Image caption Los protagonistas en la saga científica.

Por mucho tiempo sus nombres no fueron revelados, pero sí todos los detalles íntimos de lo que pasaba por sus mentes.


Sus tragedias contribuyeron avanzar los conocimientos de la neurología, psiconeurología y psicoanálisis.


Sus casos han sido citados numerosas veces en la literatura médica.


¿Sabes quiénes fueron?


El misterioso hombre que no podía hablar


En 1861, el médico francés Pierre Paul Broca estaba trabajando en un hospital de París y conoció a un paciente que había perdido progresivamente la capacidad de hablar pero no la de comprender.


Lo apodaban "Tan" pues era la única palabra que podía pronunciar con claridad.


En esa época había un enfrentamiento entre algunas autoridades médicas que estaban convencidas de que el cerebro era un órgano homogéneo y otras, que argumentaban que estaba organizado en áreas distintas.


Broca estaba entre los últimos.


Su teoría era que el lenguaje era controlado por una sección de la parte izquierda del lóbulo frontal.


Cuando, a los pocos días de enterarse de su existencia, Tan murió, Broca le hizo una autopsia y comprobó que estaba en lo cierto: encontró tejidos dañados en donde esperaba.


Image caption El cerebro de Monsier Leborgne es un pilar de la neurociencia.

El hallazgo sentó las bases para la neurociencia y la neuropsicología moderna.


Broca se convirtió en una figura célebre en la investigación del cerebro y pasó a la historia de la ciencia.


Todavía hoy, la región que identificó en el lóbulo frontal como el área conectada con el habla se conoce como "área de Broca", y los problemas del habla que se desarrollan a partir de una lesión en esa zona se conoce como "la afasia de Broca".


El paciente quedó inmortalizado como Monsieur Leborgne en la literatura médica, y fue citado muchas veces en otros estudios.


A pesar de su fama, lo único que quedó para identificarlo fue ese título y apellido.


Pasaron 150 años antes de que alguien se propusiera y lograra revelar más detalles de uno de los pacientes más famosos de la historia médica: el psicólogo e historiador médico Cezary Domanski, de la Universidad Maria Curie-Sklodowdka de Polonia.


Image copyright Science Photo Library
Image caption Broca registró toda la parte científica pero se le olvidó decirnos quién había sido ese ser humano.

Domanski pasó varias semanas explorando los registros históricos franceses hasta que encontró el certificado de defunción de Leborgne.


Su nombre completo era Louis Victor Leborgne, había nacido en Moret, que hoy en día se llama Moret-sur-Loing. Había nacido en 1809 y era el hijo de un profesor.


"Los problemas de salud se manifestaron durante su juventud, cuando sufrió los primeros ataques de epilepsia", escribió Domanski en la Revista de la Historia de la Neurociencia, en 2013.


A pesar de ello, Leborgne trabajó en París hasta la edad de 30 años, cuando perdió la capacidad de hablar.


"La causa inmediata de su hospitalización fue su problema para comunicarse. Fue admitido en el hospital Bicêtre pero el defecto resultó incurable", cuenta el historiador.


"Como no estaba casado, no podían darlo de alta para que lo cuidaran sus familiares; por eso pasó el resto de su vida (21 años) en el hospital".


"El recuerdo de la enfermedad y la causa de la muerte de "Monsieur Leborgne" resultó ser mucho más duradero que la historia de su vida, que se consideró irrelevante incluso cuando el paciente todavía estaba vivo", anota conmovido Domanski.


La controvertida Dora


Dora es quizás la histérica más famosa de la historia. Y es difícil que le quiten esa distinción pues la histeria ya no es reconocida como enfermedad.


Fue la protagonista del primer caso que publicó un entonces desconocido neurólogo vienés que pasaría a ser el padre del psicoanálisis: Sigmund Freud.


  • Lo que revelan sobre tu mente los deslices freudianos

Pero en este caso, la identificación del personaje real no fue la gran revelación… todo lo demás lo fue.


Image caption Dora abandonó abruptamente el tratamiento. Las feministas del siglo XX la habrían aplaudido.

De Dora sabemos mucho más que su biografía: dos de sus sueños son relatados y analizados, así como una agresión sexual de la que fue víctima cuando tenía 14 años, las minucias de sus relaciones familiares y hasta las de sus vecinos.


"Hay fuego en casa. Mi padre me despierta. Me visto a toda prisa. Mamá quiere salvar el cofre de sus joyas. Pero papá protesta: "No quiero que por un cofre ardamos los chicos y yo". Bajamos corriendo. Al salir me despierto". Sueño de Dora.


Freud la había tratado durante 11 semanas en 1900, y en 1905 detalló el caso y su nuevo método de tratamiento, el psicoanálisis, bajo el título "Análisis Fragmentario de un Caso de Histeria".


A pesar de que en efecto estaba revelando las intimidades de una de sus primeras pacientes lo hizo sin su consentimiento, por lo que no sorprende que Dora sea un pseudónimo.


Su verdadero nombre era Ida Bauer, la hermana del líder del movimiento austromarxista Otto Bauer.


Y quedó en la memoria por las pasiones que su caso despertó durante largo tiempo.


La reacción al estudio del caso fue explosiva. Inicialmente fue condenado como masturbación mental e indigna de un médico.


Al otro lado del espectro, eminencias como médico Ernest Jones y Carl Jung lo recibieron con tal entusiasmo que el primero decidió estudiar psicoanálisis.


Hay un hombre en Viena que realmente escuchó cada palabra que sus pacientes le dijeron"


Ernest Jones GETTY

Más tarde, la intensidad del debate disminuyó, aunque no desapareció.


Pero volvió a avivarse con la llegada de la Segunda Ola del Feminismo, cuando -entre otras cosas- Freud fue tachado de falocéntrico y Dora se convirtió en una heroína que llevó a cabo "una revolución silenciosa contra el poder del hombre sobre el cuerpo de la mujer,", como dijo Hélène Cixous, autora y filósofa.


Hasta la experiencia del tratamiento al que fue sometida -el método psicoanalítico- fue visto como una forma coercitiva del analista, un hombre, para afirmar su propio poder sobre la paciente, una mujer.


El hombre que vivió en presente permanente


Hasta después de su muerte y en los anales de la ciencia se le conoce simplemente como H.M.


Así lo decidió la neurocientífica Suzanne Corkin quien durante cinco décadas trabajó con él, lo que lo hace, probablemente, el individuo mejor estudiado de la literatura médica.


Pasó innumerables horas conversando con él y haciéndole pruebas. Llegó a conocer los detalles más íntimos de su vida.


Y sin embargo, él nunca pudo recordar quién era ella.


Henry Gustav Molaison era un amnésico puro, que ayudó a clarificar cómo funciona la memoria y a desarrollar la neuropsicología cognitiva.


Image caption H.M. antes de la operación.

En sus 20 había sufrido de epilepsia severa. Los episodios lo dejaban tan incapacitado que no podía llevar una vida normal.


Intentando curarlo, lo operaron. La lógica era que si podían quitarle la parte del cerebro donde empezaba la actividad anormal, evitarían los ataques.


Trataron de identificar ese lugar, pero no pudieron, así que le hicieron una lobectomía de las regiones que pensaron eran las correctas.


La operación cumplió con su cometido: H.M. no volvió a tener ataques de epilepsia.


Pero tampoco volvió a recordar ninguna información nueva desde ese momento hasta su muerte, en 2008.


Olvidaba lo que le pasaba después de 30 segundos.


Así que estaba en la situación opuesta a la de los amnésicos que vemos en las películas, que olvidan el pasado pero pueden adquirir memorias y construir una nueva vida.


Gracias a los encuentros entre la doctora y su paciente, sabemos que el hipocampo es importante para adquirir y retener memorias nuevas sobre hechos, episodios y eventos personales.


Además, aprendimos cuál es la contribución de las partes del cerebro que no le quitaron a tipos inconscientes de memoria que siguieron funcionando normalmente.


– ¿Desde cuándo tienes problemas de memoria? – Eso no te lo puedo decir porque no me acuerdo"


Conversación entre la neurocientífica Suzanne Corkin y su paciente H.M. THINKSTOCKOriginal Article



¿Quiénes eran Monsieur Leborgne, Dora y H.M. y por qué marcaron la historia de la medicina moderna?
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