La británica Celena sumó 32 kilos a su peso durante los tres primeros años de relación con su pareja, Pete.
A continuación, ella describe la forma en la que logró romper con un ciclo de alimentación poco saludable al separarse 10 semanas de Pete.
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Hace un año me negaba a mirarme en un espejo de cuerpo entero. Mi gran barriga me repugnaba.
Vivía usando medias o calzas y camisetas holgadas tipo túnicas que compraba en las tiendas de tallas grandes para tratar de ocultar mi silueta.
Pero si me hubieran conocido en ese entonces no lo habrían adivinado.
Siempre he tratado de poner mi mejor cara pese a que no estaba contenta conmigo misma. Ni siquiera mi pareja, Pete, sabía lo mal que me sentía.
Pero Pete era justamente una de las razones por las que yo pesaba 140 kg.
La relación y separación
Pete y yo nos conocimos hace tres años.
Yo ya estaba con sobrepeso, pero durante nuestra relación seguí sumando kilos.
Él era quien mayormente cocinaba y servía porciones de comida muy grandes, era su forma para demostrar que yo le importaba.
Si yo le pedía que trajera a casa una barra de chocolate, él llegaba con cinco.
Hemos alentado nuestros malos hábitos mutuamente. También pedíamos comida china o pizza dos veces por semana.
Los dos tenemos hijos de relaciones anteriores y los fines de semana solíamos comer fuera, incluyendo dulces como helado.
Luego de tener a nuestro hijo, Cameron, nunca pude perder el peso que había ganado durante el embarazo.
Esa es una de las razones por la que quería participar del programa “Pierde peso por amor”, de la BBC.
Como parte de la transmisión, nos separamos durante 10 semanas, mientras trabajamos cada uno para resolver nuestros propios problemas con la comida y con la falta de ejercicio físico.
Pensé que si tratábamos de abordarlos juntos terminaríamos saboteándonos mutuamente.
Me quedé viviendo en nuestra casa en Warrington, Inlgaterra, con los niños, mientras que Pete se mudó a la casa de su hermana, en Wirral, cerca de Liverpool.
Fue muy duro, ya que no habíamos pasado una noche separados desde que había comenzado nuestra relación, pero yo sabía que era algo que teníamos que hacer.
Acababa de empezar a preparame para ser partera y no quería sentirme hipócrita al hablarles a las mujeres sobre los peligros de la obesidad durante el embarazo cuando yo no podía manejar mi propio peso.
Enfrentar los miedos
Conocí a la psicóloga Tanya Byron, quien me animó a enfrentar lo que yo sentía por mí misma. No soy una persona emocional, pero en nuestras charlas siempre terminaba llorando.
“No se puede esperar para ser feliz. Si crees: ‘Voy a ser feliz cuando pierda x cantidad de peso’, nunca sucederá”, me decía.
Hicimos algunos ejercicios para aumentar mi confianza. En una ocasión, el productor del programa me llamó por teléfono y me dijo que me encontraría con Tanya al día siguiente.
Y agregó: “Vístete como quieras, pero Tanya dice que sería bueno que te depiles las piernas”. Pensé que iríamos a la pedicura.
Sin embargo, cuando llegué al día siguiente me dijeron que debía posar como modelo para una clase de arte.
Me envolví con una sábana debajo de los brazos hasta las pantorrillas para cubrir mi cuerpo, pero aún sentía pánico absoluto.
Yo sabía que los artistas estarían estudiando cada uno de mis bultos y curvas en vez de focalizarse en mi personalidad y me hacía sentir muy vulnerable. Estaba temblando durante la primera sesión.
Luego tuve la oportunidad de mirar lo que habían dibujado.
Me vieron tan diferente a como yo me veo a mí misma. Pensé que me habían dibujado mucho más grande y eso me hizo dar cuenta de lo equivocada que estaba.
Me sentí fortalecida e incluso disfruté de la segunda y tercera sesión. ¡Al final mostré mucho más que mis piernas!
Fue un punto de inflexión muy importante para mí, especialmente porque era algo que había hecho por mi cuenta.
La prueba del vestido
También fuimos a una tienda de vestidos de novias.
Me había negado a casarse ya que estaba demasiado avergonzada como para probarme en un vestido de novia, pero me las arreglé para hacer frente a ese miedo con la ayuda de Tanya. Una vez que me probé un vestido, me di cuenta que en realidad lucía bien.
Mientras mi confianza crecía también lo hacía mi motivación para cumplir con el plan nutricional y la rutina de ejercicios que los expertos habían elaborado.
Yo era capaz de concentrarme en comer lo correcto, ya que no tenía que preocuparme de lo que Pete pensara de las comidas. Cuando traté de bajar de peso antes, él sugería pedir comida para llevar para celebrar si había logrado mejoras, lo que arruinaba el esfuerzo.
Mi amiga Trisha también se unió a las clases en el gimnasio e hicimos rutinas en el jardín.
Soy aprendiz de partera y trabajo en turnos nocturnos regulares, esto siempre fue difícil ya que como a horarios extraños. Ingiero carbohidratos en las primeras horas y siempre hay cajas de bombones y galletas que dejan las nuevas mamás para decir gracias.
Empecé a traer palitos de zanahoria y pepino en su lugar.
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La dieta vegetal de Pete
Mi familia siempre tuvo malos hábitos alimenticios.
Todos los viernes comíamos pescado y papas en la hora del té y el cajón de las verduras en el refrigerador estaba lleno de chocolate.
Era nuestra manera de mostrar que nos preocupábamos por el otro.
No me di cuenta que comprándole chocolate a Celena, en realidad le estaba empeorando las cosas. Cuando me di cuenta de lo infeliz que ella era me sentí enojado conmigo mismo por no haber pensado en ello.
Crecí odiando verduras y no tocaría una como adulto.
Como parte de mi nuevo régimen comí algunos vegetales crudos todos los días durante dos semanas. Yo desconfiaba, pero cuanto más me expuse a ellos más fácil mi estómago los aceptaba.
Mi mayor motivación para mejorar mi salud eran mis hijos.
Mi padre ha tenido sobrepeso desde que tengo memoria y él ahora está muy enfermo. No quiero que mis hijos tengan que pasar por eso conmigo. Quiero una vida larga y saludable para mi familia.
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El reencuentro
Después de 10 semanas Pete y yo nos reunidos. Estaba tan emocionada cuando lo vi.
Él había enfrentado sus propios problemas mientras estábamos separados y había perdido 16 kg en grasa y subido 6 kg en el músculo. Lucía mucho más en forma y había superado su miedo a comer verduras. Ahora no hay nada que no quiera probar.
Sin embargo, no me contó por todos los detalles por los que pasó. Quería que fuera una sorpresa cuando vimos el programa juntos.
Durante el pesaje final, descubrí que perdí 19 kg.
Todavía voy al gimnasio. Tengo una membresía familiar ahora y voy a menudo con mi hija adolescente Kailey.
También voy a mi club de adelgazamiento local para realizar un seguimiento de mi peso.
Para las comidas Pete y yo servimos un plato tiene un tercio de verduras, un tercio de la proteína y un tercio de los hidratos de carbono. Si tengo un capricho, puede ser una barra pequeña de chocolate en vez de esas grandes que comía antes.
Ahora peso 112 kg. En este último mes no he podido ejercerme tanto porque he tenido exámenes pero debido a mi dieta, fui capaz de mantener mi peso. Eso es algo que nunca conseguí hacer antes.
Fui de compras el otro día. Soy un tamaño de 18 a 20 (en EE.UU. es un 14 a 16) y me sentí bien en todo lo que me probé. Ahora me pongo vestidos o pantalones con una remera ajustada.
También puedo mirarme en el espejo. Cuando veo a mis estrías pienso: “Este es un cuerpo que ha tenido dos hijos. Eso es algo para estar orgulloso”.
Celena habló con Clarire Bates.El programa “Pierde peso por amor” (Lose Weight for Love) de BBC One fue emitido el 25 de mayo. Puedes verlo en
BBC iPlayer.
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10 semanas sin mi pareja, la única forma en que pude perder peso
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