El estruendo de las aspas y el resonar de los altoparlantes en una pequeña población del remoto departamento de La Guajira, en el noroeste de Colombia, resonó amplificado en Bogotá y en las más altas esferas del poder.
Fue el ruido de una nueva crisis para el proceso de paz que llevan adelante el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hace más de tres años en La Habana.
Lo que sigue se lo contó a BBC Mundo, en conversación telefónica, el periodista Hernán Vence, del medio Laguajirahoy.com, quien se encontraba en el lugar.
Este jueves, cuatro integrantes del secretariado de las FARC llegaron en un helicóptero con insignias del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), se subieron a un escenario ubicado en la plaza del corregimiento de Conejo, y desde allí se pusieron a hablar de las negociaciones que se llevan a cabo en la capital cubana.
(Desde el CICR le confirmaron a BBC Mundo que efectivamente con una misión que fue solicitada por las dos partes involucradas, el gobierno y las FARC.)
Eran Jesús Santrich, Iván Márquez, Joaquín Gómez y Ricardo Téllez; aunque BBC Mundo vio sólo fotos en las que aparecían los primeros tres.
Según Vence en la plaza había unas 2.000 personas presenciando el evento (otras versiones sugieren que eran más de 3.000) y unos 300 o 400 rebeldes armados. Hasta aquí su relato.
Críticas
Mientras tanto en Bogotá estallaron las críticas, los cuestionamientos, la indignación.
El expresidente y actual senador por el opositor Centro Democrático Álvaro Uribe Vélez tuiteó: “Por qué el Gbno Santos permite a Farc, grupo terrorista, hacer política y con armas y con la comunidad que ha sido victima!” (sic).
Después de unas horas de creciente revuelo y silencio oficial, el gobierno salió a responder, en la voz del jefe de su equipo negociador Humberto de la Calle, quien leyó un escueto comunicado.
“El grupo encabezado por Iván Márquez ha violado las reglas de juego acordadas de no tener trato con la población civil y mucho menos participar con hombres uniformados y armados en un evento público con la comunidad”, dijo.
Se acabaron las visitas
De acuerdo con De la Calle, el gobierno había autorizado una serie de visitas de altos miembros de las FARC a Colombia para que informaran a sus guerrilleros acerca del proceso de paz y de los acuerdos alcanzados en La Habana.
En esas visitas, de las que –según el gobierno– hubo cuatro antes de la de este jueves, diferentes comandantes del grupo guerrillero estuvieron en campamentos haciendo exactamente eso, preparando a sus hombres y mujeres para una eventual paz y desmovilización.
No fueron las únicas visitas a territorio colombiano de altos jefes de las FARC. Hubo otras que surgieron como iniciativas de la mesa de negociaciones, independientes de los permisos a los comandantes rebeldes para hablar con sus filas.
BBC Mundo estuvo en una de ellas, en El Orejón, donde se lleva a cabo un proyecto de desminado conjunto, de la que participó el miembro del secretariado de las FARC, Pastor Alape.
Es posible que esos viajes continúen, no está claro; lo que sí lo está es que se acabaron –por ahora– las visitas de los comandantes guerrilleros a hacer pedagogía en campamentos rebeldes.
De la Calle informó que el presidente Juan Manuel Santos dio la orden de suspenderlas.
“Para el gobierno una regla fundamental de este acuerdo es que no habrá política con armas y en esa medida, ésta es una violación inaceptable”, sentenció el jefe negociador.
Aunque las FARC han venido haciendo política a su manera a lo largo del medio siglo que ya dura el conflicto, lo de este jueves fue distinto, un acto abierto, público, y con la mirada puesta en lo que pueda ocurrir tras un eventual acuerdo de paz.
De hecho, se conocieron imágenes de un panfleto repartido en Conejo en el que defienden la idea de una asamblea constituyente para refrendar lo que se firme en La Habana, algo a lo que se opone el gobierno.
¿Y el Ejército?
Los líderes guerrilleros que se encuentran en la capital cubana necesitan de la autorización del gobierno para visitar Colombia, porque deben suspenderse las órdenes de captura que aún pesan contra ellos, así como se necesita la intervención de las autoridades para coordinar la logística, aún cuando el transporte esté a cargo del CICR, como en este caso.
Por eso llama la atención un elemento de este caso: si los viajes ahora suspendidos eran para interactuar con combatientes rebeldes en campamentos y esos campamentos están en zonas rurales, y tenían prohibido interactuar con la población civil, ¿por qué se había ido la fuerza pública en el casco urbano de Conejo?, ¿quién la autorizó a dejar sus puestos?
En Conejo suele haber efectivos del Ejército, le dijo a BBC Mundo por teléfono Pedro Segundo Manjarrés, exalcalde del municipio de Fonseca, al que pertenece el corregimiento. Pero este jueves sólo dijo haber visto un retén entre la cabecera municipal de Fonseca y esa población.
Según Manjarrés, los habitantes del lugar supieron con anticipación de que se realizaría este evento, al que dijo que llegó gente de otros lugares cercanos.
Una carta que recibió una institución educativa de Conejo, con la firma del “Movimiento de Artistas y Académicos por la Paz”, y con fecha del 16 de febrero, daba cuenta de que se planeaba un evento para entablar un diálogo sobre lo tratado en las negociaciones de La Habana.
BBC Mundo intentó, sin éxito, comunicarse con los firmantes.
Dos Ivanes
Dos Ivanes, dos senadores en veredas opuestas del espectro político colombiano, dieron su parecer acerca de lo ocurrido.
A la izquierda Iván Cepeda, del Polo Democrático: “No veo cual es el motivo de escándalo con eso, no era una toma guerrillera”.
A la derecha Iván Duque, del Centro Democrático: “Lo que hemos visto el día de hoy es una provocación de las FARC al pueblo colombiano”.
Para Cepeda es lógico que las FARC hagan presencia donde hay gente.
“El día de mañana vamos a ver guerrilleros en plazas públicas en muchos puntos del país”, le dijo a BBC Mundo.
Pero para Duque lo que ocurrió en Conejo, el hecho de que hubiera presencia de hombres armados, se trató de un “amedrentamiento”.
El riesgo
Un elemento llamativo es que dos personas que estuvieron en Conejo con las que habló BBC Mundo no lo consideraron un hecho aberrante.
“No he notado ningún tipo de incomodidad ni me genera ningún tipo de incomodidad, por primera vez hemos tenido la posibilidad de tener un contacto directo con los guerrilleros”, dijo Manjarrés.
Y el periodista Hernán Vences dijo que se trató de un evento en el que los miembros del secretariado de las FARC hablaron, respondieron preguntas y tuvieron buena recepción de la población.
“Hubo aplausos y todo”, agregó.
Cualquiera haya sido la recepción de los locales, o independientemente de lo que piensen uno y otro Iván, lo cierto es que lo ocurrido en Conejo este jueves ha generado un crisis en las negociaciones de paz, justamente en un momento en el que el proceso parecía haber alcanzado una imparable inercia.
“Lo que me preocupa es que de una situación política se derive en una crisis militar”, le dijo a BBC Mundo Jorge Restrepo, director del Centro de Estudios para el Análisis de Conflictos.
Eso podría ocurrir, dice, si se da algún problema durante la salida de Colombia de los líderes guerrilleros en su regreso a La Habana.
Por ahora, sin embargo, el diagnóstico parece más de leve gripe que de mortal pulmonía.
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Las FARC "violan las reglas del juego" y empiezan a hacer política en Colombia
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