Fueron 30 años de amistad que se plasmaron en las cartas que el papa Juan Pablo II le escribió a la filósofa estadounidense de ascendencia polaca Anna-Teresa Tymieniecka, dadas a conocer esta semana por la BBC.
Y desde que salieron a la luz, han surgido críticas a la BBC y varias preguntas en torno a los escritos de puño y letra del papa polaco.
Después de todo, las cartas dan cuenta de una relación que invita a repensar la figura humana, histórica y religiosa de uno de los hombres más influyentes del siglo XX.
Y también han reanimado el debate sobre el celibato dentro de la Iglesia católica.
Aquí tratamos de responder a tres de las cuestiones más importantes planteadas por la publicación del artículo y las reacciones al mismo, incluyendo las de varios lectores de BBC Mundo.
¿Cuál es la forma apropiada de describir la relación entre Juan Pablo II y Anna-Teresa Tymieniecka?
La descripción de la relación entre el papa y la filósofa como una “intensa amistad”, recogida en los titulares de la BBC, fue objeto de críticas por parte de numerosos lectores y parece haber condicionado la lectura del artículo.
“Todo se basa en el morbo con que se lean las cartas, yo lo veo como unas cartas de afecto a una amiga, pero el periodista que escribió este artículo busca la forma de levantar el morbo contra un buen hombre que ahora no tiene como defenderse de las insinuaciones de maldad”, escribió, por ejemplo, Quilvio C. Fernandez en la publicación de BBC Mundo en Facebook.
Y, efectivamente, ninguna carta insinúa una relación más allá de la amistad entre ella y Juan Pablo II.
Pero tampoco lo hace el artículo, en el que además se dice, explícitamente, que tampoco hay nada que sugiera Juan Pablo II incumplió con la obligación eclesiástica del celibato.
Por lo demás, tras la difusión de las misivas la Santa Sede recalcó que no “había nada de extraño en la relación” con la profesora.
Y la Biblioteca Nacional de Polonia, donde éstas están guardadas las mismas, calificó la publicación del contenido como una “mala broma de San Valentín”.
“Si algo hubiera pasado entre ambos, la SB (la policía secreta durante el régimen comunista en Polonia) lo hubiera sabido y lo hubiera utilizado. ¿Un periodista británico logró encontrar una información que la seguridad polaca no pudo?”, le dijo a la agencia AFP Tomasz Makowski, el director de la Biblioteca.
Aunque no se puede negar que la esposa del economista Hendrik Houthakker fue una persona importante en la vida de Juan Pablo II.
Desde 1973 –cuando el papa polaco era el cardenal Karol Wojtyla– la correspondencia entre ambos fue amplia y continuó hasta la muerte del pontífice en 2005.
El vínculo también incluyó varios viajes de Tymieniecka, quien murió en 2014, al Vaticano.
Y para el periodista británico Clifford Longley, hay numerosos indicios que sugieren que no se trató de una amistad cualquiera.
“La idea que me queda es que ella estaba enamorada del Papa, lo que debió ser una advertencia para que él tomara distancia, pero eso nunca parece ocurrir”, escribió Longley.
Pero al poner “intensa amistad” entre comillas la BBC no estaba realmente poniendo en duda la naturaleza de la relación, sino indicando que la definición provenía de una cita, en este caso de Eamon Duffy, profesor emérito de Historia del Cristianismo en la Universidad de Cambridge.
“Aquí está uno de las pocas figuras trascendentales de la vida pública del siglo XX, el jefe de la Iglesia católica, en una intensa relación con una mujer atractiva”, le dijo Duffy a la BBC.
Estas cartas, ¿cuestionan el lugar de Juan Pablo II en la Iglesia católica?
Para el periodista estadounidense Carl Bernstein, quien descubrió el escándalo de Watergate y escribió un libro sobre Juan Pablo II, lo que hacen estas misivas es humanizar la visión de un hombre que aparecía como divino.
“Estamos hablando del santo Juan Pablo. Es una relación extraordinaria. No es ilícita, pero sí fascinante, porque cambia nuestra percepción de él“, dijo Bernstein.
¿Pero implican las revelaciones un cuestionamiento a su elevación a la categoría de santo de la Iglesia católica?
Parte del problema es que el proceso de canonización de Juan Pablo II tomó menos de nueve años, un proceso de santificación express que fue criticado precisamente porque no permitía revisar con objetividad el legado del papa polaco.
“Nos parece que es un hecho apresurado, un proceso que no ha dado el tiempo suficiente para sopesar y hacer balance objetivo sobre el papel que ha jugado Juan Pablo II en las últimas décadas en la Iglesia”, le dijo en 2014 a BBC Mundo José Sánchez, del Observatorio Eclesial de México.
Y aunque la Congregación de la Causa de los Santos –la institución católica encargada de los procesos de canonización– señaló que revisó todos los documentos presentados hasta la fecha, no pudo confirmar si revisó el contenido de las cartas.
Lo que tampoco significa que las mismas hubieran cambiado la decisión del Vaticano, máxime cuando parecen sugerir que Juan Pablo II estaba dispuesto a renunciar a mucho para mantenerse fiel a su llamado.
Por lo demás, César Mauricio Velásquez, periodista especializado en temas vaticanos y autor del libro “Juan Pablo II en el corazón de Colombia”, cree que las cartas no hacen sino confirmar lo que ya se sabía del difunto papa.
“Una virtud que hizo grande a san Juan Pablo II fue sin duda la caridad y esto supone amistad, servicio, acompañamiento, comprensión y exigencia“, le dijo Velásquez a BBC Mundo, al tiempo que reiteró que la vida del papa polaco fue examinada a fondo para tomar la decisión de convertirlo en santo.
“Hoy algunos quieren confundir sus virtudes y verlas con sospecha, como una manera de medir todo por el suelo”, opinó Velásquez.
¿Es necesario revaluar el tema del celibato en la Iglesia Católica?
Después de conocerse los casos de pederastia perpetrados por sacerdotes de la Iglesia Católica durante décadas, el tema del celibato en los sacerdotes fue sindicado como una de las causas del comportamiento criminal.
Para algunos líderes católicos y columnistas vaticanos, esta historia establece otro ejemplo de la necesidad de cambiar el actual mandato del celibato dentro de la Iglesia católica.
El celibato es una disciplina, no una doctrina o dogma –creencias religiosas o principios- así que la Iglesia es libre de alterar estar práctica cuando lo considere conveniente.
“Que el Papa posiblemente se haya enamorado de una profesora no es una revelación, solo un recordatorio de que el celibato en los sacerdotes es un corrosiva tradición católica”, escribió la columnista del diario británico The Guardian Joanna Moorhead.
Dentro de la Iglesia, como el propio papa Francisco señaló, “desde que (el celibato) no es un dogma, la puerta siempre está abierta” y el tema está en la agenda del sumo pontífice, aunque por el momento no ha avanzado en este sentido.
Mientras que Juan Pablo II, considerado una figura conservadora dentro de la Iglesia, fue un férreo defensor del celibato y constantemente destacaba su importancia para que los sacerdotes cumplan con el compromiso de “casarse con la Iglesia”.
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Tres preguntas que dejó la revelación las cartas de Juan Pablo II con Anna-Teresa Tymieniecka
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