¿Está dando un giro en su política económica la Revolución Bolivariana de Venezuela? ¿Y está encaminado ese giro a aceptar finalmente las realidades del mercado después de tantos años de lucha ideológica contra el capitalismo?
Esa son las preguntas que algunos se hacen después de que el presidente Nicolás Maduro anunciara este miércoles las alzas en el precio de la gasolina, la devaluación de la moneda y eventuales cambios a los sistemas de control de precios de otros productos.
Medidas que no suenan muy socialistas, a decir de la oposición, pero que los defensores del gobierno califican como un ajuste táctico y razonable frente a la difícil situación de la economía, que el mismo gobierno califica de desastrosa.
Voces críticas de la gestión del chavismo aseguran, en cambio, que las medidas tomadas son demasiado tardías y por hacerse, en su concepto, a medias, terminarán combinando los dolorosos efectos sociales de los ajustes “neoliberales” con una falta de resultados en las reformas que necesita la economía.
¿Comparable?
No parece haber duda que las reformas anunciadas el miércoles apuntan a que los precios en Venezuela, en particular, los de la gasolina, se acerquen más a los que dicta el mercado, lo que es uno de los principios cardinales de la teoría económica ortodoxa, o como la llaman algunos, “neoliberal“.
Como todos recuerdan, un aumento en el precio de la gasolina en 1989 durante un plan de ajuste económico inspirado por el Fondo Monetario Internacional fue un factor clave en la revuelta popular conocida como el Caracazo.
Entonces: ¿es justo comparar las medidas adoptadas por Maduro con los “paquetazos” económicos inspirados en el FMI de años anteriores?
“Tiene puntos en común y otros no. Al final las revoluciones, aún las socialistas, pueden terminar haciendo ajustes draconianos al mejor estilo de equipos neoliberales”, señala a BBC Mundo Jose Manuel Puente, economista venezolano afiliado a la Universidad IESA y quien se ha desempeñado en años recientes como profesor invitado en la Universidad de Oxford.
“El ajuste de la gasolina que se ha dado ahora es mucho más draconiano y radical que el que haya implementado cualquier otro gobierno en Venezuela, incluyendo el de 1989 en el programa de ajuste auspiciado por el Fondo Monetario Internacional. La revolución socialista termino siendo más neoliberal que los de 1989”, opina Puente.
En cambio, desde otra orilla, aseguran que hay diferencias fundamentales entre las medidas de Maduro y los “paquetazos”.
“No hay comparación”, le dice a BBC Mundo George Ciccariello-Maher, profesor de la Universidad Drexel en Filadelfia, Estados Unidos.
“La oposición intenta apropiarse de las imágenes de la resistencia a la reforma neoliberal en Venezuela, notoriamente el Caracazo de 1989. Esa revuelta ocurrió en el contexto de una reforma neoliberal que puso todo el sufrimiento en las espaldas de los pobres. Por eso la gente se rebeló”, dice Ciccariello-Maher, quien asegura que esta vez no habrá rebelión por la red de protección social que existe ahora en beneficio de la población más necesitada.
Y, asegura el catedrático, porque el dinero que se recaudará ahora por el aumento en el precio del combustible se destinará en parte importante a más programas sociales.
Agrega además el experto estadounidense que los que comparan las medidas de Maduro con las reformas neoliberales “son los mismos que piden que se adopten estas políticas, o aún más extremas”.
Gradualismo
En efecto, muchos señalan que, pese al aumento sustancial en el precio de la gasolina decretado por Maduro, éste sigue muy por debajo de los precios reales de la gasolina en el mercado.
Igualmente, pese a la devaluación de 6,30 a 10 bolivares por dólar en el tipo de cambio más bajo, las nuevas tasas oficiales están muy distantes de la extraoficial, que se cotiza alrededor de 1.000 bolivares por dólar.
Para algunos analistas, lo que hace el gobierno para acercar los precios a la realidad del mercado no es suficiente.
“Como el ajuste es solo parcial, no forma parte de un programa integral, probablemente tendremos en muchos de los casos el peor de los mundos: el impacto inflacionario de las medidas, el impacto recesivo de los ajustes, pero no vamos a recibir los beneficios que vendrían eventualmente después de esos ajustes”, dice Jose Manuel Puente.
Posición que rechazan personas que guardan más confianza en la Revolución Bolivariana. Ciciarello-Maher, por ejemplo, argumenta que el aumento en el precio de la gasolina reducirá el incentivo para su contrabando a Colombia y Brasil. No se pliega del todo al precio de mercado, pero “representa un compromiso entre los principios sociales del gobierno bolivariano y las necesidades del mercado”.
Del mismo modo, indica el catedrático estadounidense, las reformas cambiarias dejarán un monto pequeño de divisas a un precio oficial muy bajo para cubrir ciertas necesidades básicas de la población, mientras que el grueso de las actividades económicas del país se cubren con una tasa de cambio fluctuante y más cercana al mercado, de alrededor de 200 bolivares por dólar.
“Esto podría tener un impacto significativo sobre la economía venezolana”, dice Ciccariello-Maher.
Táctico
En lo que si coinciden analistas con visión muy distinta de la economía es que el viraje anunciado el martes no es un cambio fundamental en la ideología del gobierno, sino una movida táctica.
“Es más consecuencia de tener el agua casi en el cuello que una reflexión de fondo, o un gobierno que aprendió y rectificó. Ante la emergencia están tomando algunas medidas tibias”, dice Puente.
Mientras que para Cicariello Maher, estas medidas “no ocurrieron por razones políticas”. “No importa qué tan izquierdista sea uno, si hay un espiral de devaluación, si hay una campaña masiva de contrabando a Colombia y Brasil, hay que tomar acción”.
Algunos ven en la reciente salida del ya exministro de Economía Productiva Luis Salas, conocido por sus posiciones radicales, un reacomodamiento ideológico.
“En las bases populares del chavismo había gente furiosa cuando salió Salas, porque vieron que fue reemplazado por alguien que acepta más el papel de la industria privada en el proceso bolivariano”, dice Ciciarello-Maher refiriéndose al nuevo vicepresidente de Economía, Miguel Pérez Abad.
Pero el analista dice que hay muchas otras razones por las que pudo salir Salas del gobierno y que las reformas anunciadas por Maduro el miércoles eran necesarias en cualquier circunstancia. El presidente venezolano adujo razones personales para explicar la marcha del ministro Salas.
“Maduro, al igual que (el fallecido presidente Hugo) Chávez, es pragmático. Son ambos socialistas pero pragmáticos al entender la necesidad de controlar las tensiones macroeconómicas y mantener el apoyo de ciertos sectores privados. No es que las medidas que muestren cierta simpatía por el sector privado sean una traición al legado chavista. Chávez hizo lo mismo”, puntualiza Ciciarello-Maher.
Política
De las medidas del miércoles queda claro que el gobierno venezolano está más preocupado por mantener la estabilidad macroeconómica.
La oposición interpreta esto como una muestra más de la gravedad de los problemas que generaron las políticas económicas equivocadas, a su juicio, de las autoridades actuales.
Pero también hay realismo político. E instinto de supervivencia.
“En los resultados de las últimas elecciones parlamentarias (de 2015 que le fueron adversas al oficialismo) los votos que se fueron por la oposición no fueron ideológicos. Fueron contra una situación económica difícil”, argumenta Ciccariello-Maher.
“En la medida en que el gobierno estabilice la economía, va a poder estabilizar su propio futuro político”, concluye.
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¿Por qué el socialismo bolivariano de Venezuela optó por medidas "neoliberales"?
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